Cabeza esculpida en piedra que representa a un personaje masculino cubierto por pequeño gorro a modo de casco circular con pliegue en la parte frontal, tal vez para dar mayor verticalidad a la pieza. Esta espiga con forma de cabeza debió ser empleada como clavo decorativo de un paramento exterior, integrándose tal vez como parte de un programa escultórico menor de alguna superficie.
La cabeza, al no tener un tamaño muy grande, apenas 18 centímetros de alto, no debió formar parte de una talla en alto relieve de cuerpo completo, como las que cubrían muchos de los paramentos exteriores de los edificios mayas.
La pieza está erosionada y desgastada, aún así se advierten rasgos que no son puramente clásicos, como es la ausencia de modelación cefálica, por lo que se podría considerar que se sitúa más cerca del Clásico terminal o Posclásico.
Los ojos son almendrados y abultados, y la nariz, aunque afilada porque le falta un fragmento, la podemos imaginar completa, con una forma aguileña y alargada hacia arriba. Las orejas están adornadas con orejeras circulares.