No hay elementos suficientes para deducir con exactitud la procedencia de esta pieza. Por el uso del color negro, en este caso aparentemente acabado con un pulido, por el diseño de la tapadera sobre la cual se posa el mono y por el naturalismo acentuado de las formas, podemos suponer que se trata de una pieza de la costa del Golfo de México, su estilo es semejante al de otras piezas de cerámica del período Clásico.
El mono fue tan importante en el pensamiento de los pueblos de Mesoamérica como para convertirse en uno de los 20 signos del calendario adivinatorio o Tonalpohualli, además recibió culto como dios, frecuentemente asociado al dios del viento. El tema de la transformación de algunos hombres primitivos en monos aparece en los relatos cosmogónicos de mayas y nahuas. Nuestra pieza, como muchas otras del arte mesoamericano, es al mismo tiempo una escultura y un artefacto útil, hueco, de uso ritual. En este caso no se trata de una vasija sino de un “conducto”.
El mono se para sobre un cilindro de poca altura, ventilado en sus lados, pero además tiene unos orificios que comunican con las patas del mono, que está parado sobre él. A su vez, la figura del mono es hueca y tiene un orificio en la parte superior de la cabeza. Semejante diseño nos indica que la pieza estuvo pensada para que el humo circulara por su interior. Lo más probable es que el tambor de base haya sido la tapa de un brasero. El humo habría ascendido por el cuerpo del mono para emerger de la cabeza.
Quizá el rasgo más sorprendente de esta figura sea el modo en que se han asimilado los rasgos del animal y del hombre. La forma torneada de los hombros, la fina disposición de los brazos en general, parecería corresponder con un cuerpo humano. Pero la cabeza, la cola, la postura semi-agachada, son indudablemente de mono. El antropomorfismo está presente en la mayoría de las representaciones de fauna de Mesoamérica, en este caso llama particularmente la atención debido a la delicadeza de una parte de la anatomía, que choca con el resto de los rasgos de un primate.
¿Qué sostiene el mono en la mano? Todo parece indicar que se trata de una caña. Podría tratarse de una cerbatana, que está asociada con la cacería en zonas boscosas. Los cazadores dirigían sus cerbatanas entre los follajes para alcanzar a sus presas. De ser el caso, el instrumento podría coincidir con la práctica de la caza del mono mismo. Sin embargo, el hecho de que la figura haya tenido la función de conducto para el humo, hace posible, por analogía, que la caña en manos del mono sea en realidad una caña de fumar. El acto de fumar en estos largos canutos era muy común en Mesoamérica y además aparece en algunos relatos míticos, como una actividad desempeñada por los dioses.