Una de las características de la fase Tetelpan es que las formas cerámicas presentan cambios, ya que aparecen los cántaros, jícaras, guajes, cajetes sencillos, tecomates, cajetes arriñonados, platos y vasos.
En cuanto a la decoración, el simbolismo olmeca tiende a disminuir, así como la iconografía de las decoraciones incisas se modifica, por lo que el estilo se transforma. Los elementos que se presentan son: la doble línea horizontal paralela con líneas curvas y festones, líneas onduladas y quebradas, además de diseños naturistas, espirales y rombos.
Las formas nuevas de esta etapa están relacionadas con la preparación de alimentos como las ollas, las formas de servicio de alimentos como son los cajetes, platos y los vasos; así como las formas relacionadas con el almacenamiento como cántaros y guajes.
La presencia de nuevas formas posiblemente son el resultado de un cambio social, económico, político y religioso. Dentro de esas formas se encuentra el cajete arriñonado, utilizado también dentro de las actividades domésticas para servir alimentos y las actividades rituales.
La pieza que a continuación se describe refleja las innovaciones estilísticas de esta fase y consiste en un cajete de forma arriñonada, con base convexa, fondo cóncavo, y paredes curvo-divergente, su cuerpo es ovalado, en la parte media superior presenta un hundimiento en ambos lados de la pieza, borde vertido y terminación redondeada. El acabado de superficie es pulido, la decoración se localiza al exterior y consiste en conjunto de líneas incisas ubicadas en la parte media-superior de la piezas, dichas líneas son tres y se ubican a cada lado del hundimiento, este hundimiento posiblemente elaborado con los pulgares del artesano.
Esta pieza es un ejemplo característico de la fase Tetelpan ya que es simple y elegante. Fue hermosamente modelada por el artesano y el diseño constituido por líneas sencillas resaltan la piezas dando paso a un vasija que expresa los pensamientos religiosos de esa época.