Las figurillas de Tlatilco, llamadas “mujeres bonitas”, representan a jóvenes mujeres cuya característica es la cintura estrecha, mientras que la cadera y los muslos son amplios y bulbosos. Las manos y los pies reciben poca atención por parte del artesano, adoptando la forma de un pequeño bulto. Los pechos se marcan simplemente con un par de bolitas de arcilla. Mientras que la cabeza recibe la mayor atención; presenta mayor detalle, sobre todo a los peinados, tocados, aretes, collares y demás aditamentos usados.
Las “mujeres bonitas” de Tlatilco se presentan en su mayoría desnudas, sus genitales no se señalan, sin embargo, portan faldas. Muchas se muestran con un pigmento rojo o amarillo, reproduciendo de alguna manera la pintura corporal que las mujeres utilizaban para adornar su cuerpo.
La calidad de estas figurillas varía de acuerdo con la región, sin embargo, algunas llegaron desarrollar piezas de extraordinaria belleza y refinamiento. Muestra de esto es el lote de figurillas femeninas “mujeres bonitas” que describiremos a continuación: la primera de ellas presenta un acabado de superficie pulido (666-1) está en postura erecta, su tórax, espalda y abdomen son de forma aplanada, los brazos son tubulares y cortos y se ubican separados del cuerpo, sus manos no están definidas, en cuanto a las piernas son cónicas por lo que su cadera es amplia, y sus pies no están definidos.
Su cabeza tiene cierta inclinación hacia adelante; la cara es delicada y se perciben mejor los detalles como sus ojos los que fueron resaltados por medio de la técnica de incisión y su pupila mediante el punzonado, su boca fue hecha por la técnica de incisión y se muestra abierta, en cuanto a la nariz es rectangular, sus cejas tienen forma de “V” y fueron elaboradas por medio de reborde resaltando la expresión de la cara. Presenta un bonete o pequeño gorro en la cabeza que tiene elementos ondulados, en la frente se observa parte de su cabello a manera de flequillo corto, mientras a los lados cae su cabello largo en forma de mechones que cubren los hombros, pecho y llega hasta el vientre. Como parte de los atavíos tiene collar. Presenta restos de pigmento rojo en el flequillo y en la parte posterior de la pieza.
La segunda pieza (666-2) está de pie, su tórax, espalda y abdomen son de forma aplanada, los brazos son tubulares y no están definidos, en cuanto a las piernas son cónicas por lo que su cadera es amplia, y sus pies no están definidos.
Su cabeza tiene cierta inclinación hacia adelante; la cara es delicada y se perciben mejor los detalles como sus ojos, que fueron resaltados por medio de la técnica de incisión y su pupila mediante el punzonado. Igualmente su boca fue hecha por incisión y se aprecia cerrada, en cuanto a la nariz es rectangular y sus cejas fueron elaboradas por medio de reborde para resaltar la expresión de la cara. Presenta un bonete o pequeño gorro en la cabeza que tiene elementos ondulados, en la frente se observa parte de su cabello a manera de fleco, mientras que a los lados su cabello largo cae cubriendo el pecho, como parte de los atavíos tiene collar. Presenta restos de pigmento en tono rojo en el flequillo y parte de la cara.
Estas figurillas representan el magnífico trabajo de los artesanos del Preclásico, no sólo por su acabado y decoración, sino por la representación realista y detallada de las mujeres de esta época. Las cuales nos llevan a pensar en la importancia que tenían éstas dentro del aspecto familiar, además del religioso, ya que se les asociaba comúnmente con un culto a la fertilidad de la tierra.