Como se puede apreciar en múltiples ejemplos de la plástica prehispánica del periodo Preclásico, las obras figurativas fueron especialmente ricas en su expresión de lo natural. Aunque las figurillas femeninas destacan importantemente en el repertorio, las imágenes de lo masculino se hacen también presentes.
Estas dos figurillas muestran características destacables de las representaciones femeninas y masculinas en la cerámica del Preclásico. En ambas se observa el resalte de los elementos sexuales y reproductivos y, de esta manera, se pueden contrastar los atributos de cada una.
Por un lado, se encuentra la figurilla femenina, de las conocidas como “mujeres bonitas”, del tipo D1. Ésta presenta el característico peinado de cabello corto con flequillo sobre la frente, banda alrededor de la cabeza y trenzas que caen sobre los hombros. Los ojos fueron incisos con perforación central, así como la boca. Más allá de la banda que sujeta su cabello, esta figurilla no presenta atavíos y como ajuar conserva las orejeras circulares con perforación central y posiblemente haya portado algún tipo de collar que se ha perdido, pues se observa un fragmento de tira de arcilla en el lado izquierdo de su cuello.
En las figurillas de esta tradición, las manos generalmente son poco representadas, aunque los pies quedan señalados por un fino doblez y modelado en el extremo de las piernas.
En esta mujer se identifican bien los atributos femeninos como son los pechos y una amplia cadera con muslos anchos y redondos, aspectos que resaltan su cualidad fértil. Sus manos se encuentran colocadas bajo su vientre, cómo abrazándolo y éste se observa redondeado con el ombligo señalado con una perforación, lo cual hace pensar que se encuentra en algún momento del embarazo.
El acabado de esta pieza está formado por un baño de engobe amarillo y pigmento rojo en boca, cabello, plantas de los pies y orejeras, así como una coloración negra en brazo y muslo derecho.
Ahora bien, la figurilla masculina, tiene rasgos también del llamado Grupo D, aunque no cuenta con unos ojos definidos con la misma calidad. Sin embargo, sus características nos permiten contrastar las representaciones humanas. En este caso, el personaje se encuentra de pie, con los brazos a los costados colocados en la cadera. La conformación de la cabeza resulta poco común, pues la parte superior se encuentra aplanada en forma de cresta y presenta un peinado con mechón en la parte posterior. Esta forma puede representar un tocado.
Las manos y pies se encuentran representados, en el caso de las manos incluso se señalan los dedos mediante incisiones, aunque los pies son sólo modelados en el extremo de las piernas. Este personaje cuenta con orejeras circulares con perforación central que se encuentran sobre los hombros y un adorno rectangular que cae desde la barbilla.
Destaca en esta pieza la representación de los órganos sexuales. Particularmente el pene, que se presenta erecto y de manera exagerada; se encuentra, al parecer, envuelto en una banda que se colocó con una tira de arcilla al pastillaje. Esta característica, como contraparte a las representaciones femeninas, puede referirse a su cualidad como sujeto fertilizador.
Al igual que la figurilla femenina, este personaje tiene restos de pigmento en orejeras y rostro, así como engobe blanco.
De esta manera, tenemos dos elementos complementarios representados, cada uno con sus cualidades características, que forman parte tanto de la realidad como de las construcciones cosmológicas e ideológicas de las sociedades mesoamericanas.