Las llamadas “piedras verdes” ocuparon un importante lugar a nivel simbólico y económico en las sociedades mesoamericanas, debido a que eran empleadas como elementos ornamentales para las élites con lo que remarcaban su poder y prestigio, así como también eran parte de los objetos que componían las ofrendas rituales. Existen dos aproximaciones para referirse al jade, por un lado está el “jade geológico” que corresponde a los minerales distintivos de este material, es decir, la jadeíta y la nefrita, cuyo yacimiento en Mesoamérica sólo se localiza en el valle del Motagua en Guatemala, y por otro lado, está el “jade social o cultural” que abarca tanto a los minerales propios del jade como a otras piedras con tonalidades verdosas como la serpentina, la diorita, la malaquita, entre otras (Melgar, 2012).
Los chalchihuites o cuentas de piedras verdes estaban asociados simbólicamente a lo precioso, la fertilidad, la vida, lo perenne, al maíz y a la vegetación; fueron empleados en ceremonias de petición de lluvias, como uno de los símbolos del agua, los mantenimientos, la lluvia y la fecundidad, además de estar vinculados a rituales agrícolas, también formaron parte de los rituales de curación y funerarios. Un ejemplo de su uso se dio con los gobernantes mayas quienes portaban objetos de jadeíta para vincularse con los atributos propios del dios del maíz (Melgar, 2012).
Los objetos elaborados en piedras verdes fueron muy preciados debido a que se requería de una gran habilidad y destreza por parte de los artesanos lapidarios, cuyo control de este proceso de manufactura pudo haber estado regido por las clases dirigentes (Melgar, 2012). Entre esos objetos destacan los del tipo ornamental como pendientes, cuentas, orejeras, narigueras, pectorales y máscaras, así como herramientas entre las que se encuentran las hachuelas, y como parte de vestimentas mortuorias de gobernantes o de la gente de las élites (Melgar y Solís, 2010).
El personaje aquí descrito resalta por portar en el cuello un collar grueso, en el que destacan cinco cuentas circulares con pequeñas perforaciones en el centro, situadas en la parte central y en uno de los laterales del collar, manufacturadas posiblemente en jadeíta, mismas que están sujetas en lo que parece ser un elemento enrollado, lo que denota que se trata de un personaje de alto rango.
Sobre su frente caen tres mechones de cabello; presenta deformación craneana; la parte inferior derecha del rostro tiene restos de pintura roja. La figurilla es hueca.