Esta figurilla es algo más grande que lo común para una figura plena. En efecto, para evitar que la pieza se agriete, los alfareros solían crear piezas más pequeñas para controlar mejor el proceso de secado y de cocción. Mientras que para realizar piezas más grandes, optaban por piezas huecas con su respectivo orificio de cocción para dejar pasar el aire.
La pequeña escultura muy atractiva por la sensualidad de sus formas redondas y el acabado del bruñido intenso. Se enfoca en los rasgos más elocuentes de la feminidad: los senos redondos, el vientre abultado y la vagina subrayada por una incisión anuncian la proximidad del parto.
De pie, la cabeza en alto, los ojos bien abiertos, sonriendo, con un peinado elaborado, la mujer parece esperar con valentía ese paso siempre delicado, peligroso y glorioso de dar a luz a una nueva vida.