Las figurillas de cerámica prehispánicas representan, por lo general, las distintas actividades que realizaban las personas. La guerra, para las sociedades del posclásico, fue una de las principales actividades económicas, de ahí su exaltación, tanto en escultura monumental como en los pequeños objetos, y aquellos moldeados en barro.
La pieza 1494 se relaciona con las figurillas tipo galleta, ya que fue realizada con un molde y todas las formas básicas fueron apenas simuladas; posteriormente se colocó un baño de cal y con una línea negra se detallaron los distintos aspectos de la figura. La diferencia de esta pieza es que no comparte una superficie plana y lisa, como otras figurillas, sino que se realiza con un mayor trabajo de bulto. Aunque el uso del molde es evidente, por las digitaciones en la parte posterior, indicando cómo el artesano ejerció fuerza sobre la arcilla que se había colocado en el molde para que todos los elementos quedaran impresos en el barro.
La figurilla muestra a un hombre en posición sedente. La cabeza es circular, tiene dos óvalos incisos que representan los ojos, una nariz prominente con dos orificios en la parte inferior representando las fosas nasales y la boca se representa entreabierta dejando ver los dientes. Tiene dos grandes orejeras y un cabello cortado a manera de casco con un atado en la parte superior del cabello. Este corte recibía el nombre de temillotl y era característico de los guerreros. Llama la atención que el listón que anuda el cabello es de grandes dimensiones, por lo que resalta en la composición. Este listón posee en los extremos unas borlas de donde salen plumas y unas tiras entretejidas.
Asimismo, se representa en cuclillas, posición reverencial con la cual se representa a los hombres. Los brazos están entrecruzados, agarrando las rodillas y las manos se apoyan sobre los bíceps. Una incisión a los lados de las piernas ayuda a dar la idea de que las piernas se encuentran dobladas y los pies son simulados con un prisma rectangular con sus esquinas redondeadas, sobresaliendo de la pieza. Se encuentra vestido con un taparrabos, del cual sólo se aprecia un gran nudo entre sus piernas, estando compuesto por un medio círculo, una banda horizontal y dos tiras que le cuelgan. Presenta restos de color negro en el cabello, en el tocado, alrededor de los ojos, en el rostro y en el cuerpo.
Gracias al peinado temillotl podemos afirmar que es la representación de un guerrero, pero también, gracias al listón tan prominente con el cual se amarra el cabello, sabemos que se trata de un quauhiacatl, que quiere decir “águila que guía”. Estos guerreros eran tenidos por “los mayores y más honrados capitanes, por valientes y esforzados jefes”. Para hacer esta distinción nos cuenta fray Bernardino de Sahagún que se le daba un “[…] barbote largo verde y borla para ponerse en la cabeza, con unas listas de plata entrepuestas en la pluma de la borla, y también le daban orejeras de cuero, y una manta rica que se llamaba cuechintli” y sólo podía ostentar este título quien cautivaba a cinco personas de los poblados de Atlixco, Huejotzingo o Tiliuquitepec. Este título era tan apreciado que se retrataron a algunos gobernantes o tlatoanis mexicas de esta forma, como se puede apreciar en el retrato de Moctezuma II en el Códice Vaticano A.