La manufactura de esta diminuta figura de maternidad fue poco cuidada; su superficie apenas alisada deja ver numerosas grietas e irregularidades. Los detalles al pastillaje están desmedidamente grandes invadiendo toda la cara de la madre y del infante en su regazo, y dan a la figura un aspecto algo caricaturesco. Bocas y ojos están formados con pelotitas de arcilla con dos incisiones encontradas en su centro, las cejas son enormes rollos.
La nariz prominente y la ausencia de barbilla debajo de la boca dan a la madre un perfil de pico de ave. Glúteos y piernas forman un amplio asiento. Lo importante para el que modeló esta figura parece haber sido el gesto mismo de la madre que protege a su niño en su regazo, sin proponerse mayor creatividad al seguir al pie de la letra las normas ya bien establecidas de una producción casi automática de objetos cuya función se nos escapa.