Este tipo de figurillas huecas es altamente codificado como se puede apreciar al comparar estos ejemplares; sin embargo, cada pieza se singulariza, en particular por los motivos incisos en el tocado que han de haber correspondido a algún tipo de insignia, quizá de parentesco o de rango que distinguía a esas mujeres.
La tradición de las esculturas D se completa con este tipo D3 de figurillas femeninas huecas con pintura roja sobre baño bayo y con un brillo alcanzado gracias a un intenso pulimento.
El alfarero multiplicó, a la altura del tocado, los hoyos por los cuales tenía que circular el aire durante la cocción, la cual sin embargo no pudo controlar totalmente e impedir que se produjeran algunas manchas negras. En este caso, el orificio que permite al aire salir durante la cocción, se ubica en la parte trasera de la cabeza. El alto tocado trapezoidal prolonga la forma de la cara y da una proporción de casi uno a uno entre cabeza y cuerpo. También enfatiza la forma de la cabeza que ostenta la deformación tabular erecta distintiva de una parte de la población de esa época.
La desproporción permite también atraer la mirada sobre la expresión muy viva de la cara con los grandes ojos almendrados y la boca entreabierta. El modelado del cuerpo es algo esquemático y sin preocupación por respetar las proporciones. Enfatiza los senos con sus pezones, las piernas abultadas y las clavículas. El ombligo está indicado con una perforación y los dedos de las manos y pies recalcados con profundas incisiones.
Su rango distintivo es subrayado por el alto tocado y por el acento puesto en la deformación intencional del cráneo que las distinguían del resto de la población. Firmemente parada, cada mujer nos mira con intensidad y parece dirigirnos la palabra.