La procedencia de esta pieza es desconocida. Se trata de una figurilla estilo Jaina, aunque por su diseño y características formales podría atribuirse a la ciudad maya de Palenque, ubicada en el estado de Chiapas, México.
Durante el período Clásico tardío, más concretamente entre los siglos VII y VIII, la Isla de Jaina, en Campeche, se convirtió en una gran necrópolis donde a los difuntos se les enterraban con figurillas de barro que reproducían a la gran mayoría de los estratos sociales, hombres, mujeres, comerciantes, guerreros, tejedoras, sacerdotes, etcétera. La mayoría de las figurillas de Jaina conocidas en la actualidad proceden del saqueo masivo de estos enterramientos.
La figurilla está modelada en barro, representa a un varón ataviado con turbante, faldellín y collar de cuentas. El personaje lleva el rostro pintado de color rojo. La cabeza está deformada artificialmente que produce un alargamiento del cráneo hacia atrás y hacia arriba. Al modelar el cráneo hacia atrás, las facciones del rostro se ven alteradas, de tal manera que los ojos se vuelven más oblicuos y almendrados y se advierte un alargamiento o profusión nasal. Estas características físicas eran además resaltadas o exageradas por los artistas; un efecto estético que estaba de moda en ese momento en ciudades como Palenque y en otras de la rivera del Usumacinta. Igualmente, confluye para la datación de la pieza que el corte de pelo escalonado es característico de mediados del siglo VII y es una moda que se extiende desde la región de Veracruz por la costa hasta el norte de Yucatán, y desde la ciudad de Palenque por el Usumacinta hasta la región del Petén.
La vestimenta del personaje es sencilla; lleva la cabeza cubierta por un tocado de tela que recuerda a diseños de turbantes orientales y presenta diseños circulares con incisiones en forma de cruz en su interior. Adorna su pecho con un collar de gruesas cuentas, probablemente de jade pues era el material de prestigio empleado para hacer estos adornos. Cubre su cintura y parte de sus piernas con un faldellín y braguero de color azul con una doble capa que le cuelga en diagonal.
La mayoría de las figurillas de Jaina fueron realizadas con gran naturalismo y realismo para ser depositadas como ofrendas en enterramientos. Los brazos de la figurilla están fragmentados y desaparecidos, impidiendo conocer cuál era el papel del personaje, pues es habitual que estas piezas muestren en sus manos elementos que les designan dentro de un grupo social.