La mancerina es una “Especie de plato o salvilla, con un hueco en medio, donde se encaja la jícara, para servir el chocolate con seguridad de que no se vierta.”[1] Las mancerinas deben su nombre a la idea, extendida en el siglo XVIII, de que su inventor había sido el virrey marqués de Mancera.[2] Este dato resulta cuestionable, pero no hay duda de que se trata de un invento hispanoamericano, pues fue ese ámbito donde el ritual del chocolate adquirió mayor importancia. Aunque se conservan algunas piezas del siglo XVII, las mancerinas fueron especialmente populares en el siglo XVIII.
Esta mancerina de porcelana china tiene forma avenerada, como suele ser frecuente en este tipo de objetos en el siglo XVIII. Por el predominio de una suave tonalidad rosácea, se corresponde con lo que fuera de China se denomina familia rosa. La jícara original se ha perdido, pero sin duda poseía una decoración a juego con el plato. La decoración pictórica de la pieza es vegetal y se organiza en torno a rosados tallos de loto sobre fondo blanco y, en el centro, el soporte de la jícara presenta la forma de la flor, cuyos pétalos se extienden radialmente en todas direcciones. El carácter ornamental de la pieza se acentúa con el borde exterior, pintado de dorado, al igual que un conjunto de flores colgantes que se despliegan desde el borde hacia el centro de la pieza. Estas flores se combinan con motivos decorativos en rojo y verde que aumentan la riqueza cromática del conjunto.
Aunque la mayoría de las mancerinas que se conservan son de porcelana, también las hubo de plata. De hecho, la forma de esta pieza es muy parecida a la de una mancerina argéntea del Museo Nacional de Artes Decorativas, atribuida al platero español Juan de Ortega y datada ca. 1695-1703.[3] Muchas mancerinas de porcelana china del siglo XVIII tienen una forma similar, lo que sugiere que los encargos hechos a la Compañía de Indias se basaron tales modelos.
Entre las mancerinas de porcelana china de familia rosa con forma avenerada que se conservan, hay variaciones notables en cuanto al diseño ornamental y la paleta.[4] Sin embargo, la pieza del Museo Amparo corresponde a un modelo muy exitoso en Nueva España, pues se conservan ejemplares parecidos tanto en el Museo Nacional del Virreinato,[5] como en el Museo Nacional de Historia.[6] Las mancerinas circularon también en el resto de Europa, como consecuencia de la extensión de la costumbre, entre las clases altas, de beber chocolate.[7]
[1] Diccionario de Autoridades, Tomo IV, Madrid: en la imprenta de Francisco del Hierro, impressor de la Real Academia Española, 1734. Recuperado de https://apps2.rae.es/DA.html
[5] María Bonta de la Pezuela, Porcelana china de exportación para el mercado novohispano: la colección del MuseoNacional del Virreinato, México, UNAM-IIE, 2008, p. 213.