El botellón de silueta compuesta con decoración de anchas bandas rojas sobre la superficie crema, forma parte de la misma tradición alfarera de lejano origen y con el mismo motivo de los triángulos concéntricos encontrados. Se singulariza por la forma del largo cuello que se transformó con modelaje y pastillaje para darle la forma de un personaje sentado sobre el hombro de la vasija. El acento está puesto en la cabeza con su alto tocado. Incisiones anchas y profundas subrayan la mirada de grandes ojos y el habla de la boca abierta.