Esta talla en madera representa a la Purísima Concepción de María, es decir, alude al dogma de su nacimiento sin el pecado original. [1] Dicha advocación de la Virgen fue difundida en la Nueva España desde los inicios de la Conquista. Lo anterior debido a que gozó de gran popularidad en España durante el siglo XVI y a lo largo del periodo virreinal, quien defendió dicho dogma hasta su final concesión por el papado en diciembre de 1854. [2]
Nuestra figura, de bulto redondo, se encuentra de pie con los brazos en posición orante y la rodilla derecha ligeramente flexionada. Sus pies están posados sobre una luna de tono amarillo pálido recortada en forma creciente evocando su aparición en el Apocalipsis [3] y la castidad de Diana. [4] Tres querubines con alas doradas están dispuestos en altorrelieve sobre la base de la talla. Sus facciones presentan un aspecto uniforme; tienen cabello ondulado y rostro encarnado. Este tipo iconográfico de la Purísima se consolidó hasta el siglo XVII afianzándose gran éxito en la Nueva España.
En la parte superior de la cabeza se distingue un tornillo, en el que se fijaba la corona, tal vez con doce estrellas, propia de esta representación mariana. Su cabello ondulado es de una tonalidad café oscura. Dos rizos caen sobre los hombros y el resto discurren sobre su espalda. El cabello parece que ha sido repintado y ha sufrido varios daños. Tanto la posición de las manos en actitud orante como el cabello suelto insisten a la representación de la Virgen como Tota Pulchra. [5]
Al observar el rostro de la Virgen, se percibe que está ligeramente inclinado hacia la derecha. La encarnación de la cara es rosa pálido con matices más oscuros en los pómulos, aplicados posiblemente con óleo, dando una apariencia prácticamente mate. En la policromía se distinguen desprendimientos de color en algunas zonas. Las cejas y las pestañas inferiores están delineadas con pincel formando pequeñas líneas en tono marrón, mientras que las pestañas superiores se encuentran marcadas por pinceladas oscuras. Los ojos son de vidrio con color.
La vestimenta se compone por túnica y manto. En la parte interior central predomina el dorado del fondo. El movimiento en el ropaje se aprecia en los dobleces de la túnica, en la rodilla derecha flexionada y en la capa que rodea la espalda y los hombros para descansar sobre los brazos flexionados. No descartamos la posibilidad de que algunos paños externos se complementan con telas encoladas, aunque lo más seguro es que sean resultado de un cuidado trabajo de talla.
El paño interior central está cubierto por una decoración en motivos geométricos y florales que parece haberse aplicado con pincel y óleo sobre una superficie de dorado. Los puños de la vestimenta son verdes y están esgrafiados. Las manos se encuentran ligeramente separadas. La encarnación es uniforme y las uñas tienen apariencia de estar talladas.
Como es propio de sus atributos, la vista externa de la capa es de tonalidad azul aplicada al temple sobre el dorado. Hay trabajos de esgrafiado, punzonado y de color en un tono rojizo, posiblemente añadido con óleo. El diseño presenta flores con pequeños ramos y hojas grandes, así como figuras geométricas. Suponemos que los motivos de mayor tamaño, como las hojas y las flores, fueron aplicados ayudados con plantillas. Los galones de la capa están monocromados en dorado con presencia de punzonado. La vista interna de la capa está recubierta de un tono rojizo con presencia de esgrafiado formando pequeñas flores. A primera vista, la disposición de la figura y la policromía mantienen algunas semejanzas con el estofado guatemalteco, aunque sin lograr el nivel de éste.
Nuestra talla fue también detallada por la parte trasera, donde se continúa con el patrón de estofado empleado en la vista exterior de la capa. Lo anterior nos habla de que posiblemente fue realizada para colocarse de forma exenta y no para formar parte de algún nicho o retablo. A su vez, inferimos que fue tallada partiendo de un solo bloque de madera y se añadieron las manos posteriormente.
Dado que no contamos con información precisa de la procedencia de esta escultura, resulta complicado adjudicarle un uso preciso. Sin embargo, con base en las características del estofado y las dimensiones de la pieza, suponemos que tuvo un uso doméstico devocional y fue creada durante el siglo XVIII en la Nueva España, sin descartar su posible filiación guatemalteca.
[1] Réau, 2000: 81.
[2] Vargaslugo, 2004: 67.
[3] Apocalipsis 12, 1: “Y allí apareció una maravilla en el cielo: una mujer vestida con el sol, y la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”.
[4] Réau, 2000: 87.
[5] Stratton, 1989: 35.
Fuentes:
Réau, Louis, Iconografía del arte cristiano, Barcelona, Serbal, tomo 1,
vol. 2, 2000.
Stratton, Suzanne, La Inmaculada Concepción en el arte español,
Madrid, FUE, 1989.
Vargas Lugo, Elisa, _____, “Imágenes de la Inmaculada en la Nueva
España”, Anuario de historia de la Iglesia, 2004, pp. 67-78.