Estamos acostumbrados a reconocer la tradición Mezcala en las figuras antropomorfas, pero hay algunas otras representaciones que formaron parte de la misma tradición de talla, que muestran similares soluciones técnicas y estilísticas. Es el caso de las representaciones de fauna, como monos, ranas, liebres y serpientes; en todas estas figuras encontramos la solución esquemática y la tendencia a una fuerte abstracción.
Todo indica que estos animales representados en piedra formaban parte del conjunto funerario Mezcala, a la manera de lo que ocurría con las tumbas de tiro del Occidente, en las cuales también se combinaba la presencia de figuras humanas con la de animales. Tales animales habrían sido en ambos casos acompañantes del difunto. Lo que no hemos podido precisar es el simbolismo específico de cada uno, que justificaría su presencia en la tumba.
En el caso de las tumbas de tiro, el perro es muy frecuente, y ese hecho coincide con la creencia de que los perros eran acompañantes del alma de los difuntos en su ruta al inframundo. Sin embargo en la tradición Mezcala no vemos casi el perro, por lo cual esta figura se vuelve peculiar.
Esta pieza presenta una perforación que indica que fue utilizada como pendiente, por lo cual formó parte del ornamento o ajuar de un personaje noble y posteriormente fue sepultado con él.