El artefacto que a continuación se describe es una pieza de cerámica utilitaria, un cuenco. Este tipo de recipientes fueron pensados con un fin práctico, para contener agua o algún tipo de pintura o pigmento y poder tomarlo con las manos. Su uso desde luego nos remite a contextos de trabajo cotidiano, de interacciones sociales que se desarrollaban en el día a día de las personas.
Fue manufacturado con un tipo de arcilla compacta, color café claro con desgrasantes (materiales orgánicos mezclados con el barro) poco visibles a la vista. La superficie del cuenco tanto en su exterior, como interior (que es de color rojo) presenta un alisado. Al parecer ese tono al interior de la vasija se debe al uso de hematita. Dicho mineral fue utilizado como pigmento textil, cerámico y corporal en Mesoamérica en lugares como Tlatilco, Teotihuacan o el área maya. Ese color posee una notable connotación simbólica, pues en contextos funerarios y de figurillas se solía cubrir el cuerpo de las personas y de los artefactos, relacionándose este aspecto con la muerte, el inframundo y los procesos de renovación terrestre. También se asociaba con el fuego, la vegetación y a los rumbos Norte y Este del universo.
Algunos estudios señalan que este cajete se relaciona con diversos tipos cerámicos propios de la tradición alfarera del asentamiento prehispánico de Cantona, en la zona oriental del actual estado de Puebla.
Este asentamiento tuvo un importante desarrollo histórico y cultural desde el periodo preclásico tardío hasta los inicios del segundo milenio de la era cristiana. Dicho sitio funcionó muy probablemente como parte importante de un corredor cultural y de comunicación que comenzaba en la región de la costa del golfo, en Veracruz, y terminaba en la cuenca de México en el centro del actual territorio mexicano. El sitio fue clave dentro del comercio mesoamericano de la etapa clásica pues muy cerca de él se encontraba el importante yacimiento de obsidiana de Oyameles.
Toda esa compleja arquitectura y disposición del espacio dan cuenta del alto grado de desarrollo sociocultural de la región de los valles orientales de Puebla. Su posición estratégica entre la costa del Golfo y el altiplano central le brindó a Cantona una importancia notable dentro del primer milenio de nuestra era en Mesoamérica. Dentro de esas complejas vías de comunicaciones se dieron migraciones e intercambios de bienes a nivel intrarregional. Por esos caminos circularon personas, productos y desde luego ideas, formas de entender el mundo y al ser humano. Este tipo de artefactos utilitarios nos ayudan a conocer un poco de los momentos de actividad artística de los antiguos pobladores de México y a conocer su día a día, en momentos donde las personas creaban, expresaban sus ideas e intercambiaban pensamientos. Todos esos elementos cotidianos son susceptibles de ser analizados a partir de la cultura material que nos legaron los antiguos pobladores de Mesoamérica.
Esta pieza, en suma, sirvió para producir y contener pintura o pigmentos para la creación artística. En este cuenco se mezclaban diversos materiales, entre ellos probablemente hematita, con agua para crear toda la gama de colores y tonalidades que se pueden apreciar en diversos soportes (pintura mural, cerámica y el cuerpo) a lo largo de Mesoamérica.
El artefacto que a continuación se describe es una pieza de cerámica utilitaria, un cuenco. Este tipo de recipientes fueron pensados con un fin práctico, para contener agua o algún tipo de pintura o pigmento y poder tomarlo con las manos. Su uso desde luego nos remite a contextos de trabajo cotidiano, de interacciones sociales que se desarrollaban en el día a día de las personas.