El tiempo en las cosas III. Salas de Arte Contemporáneo
No sé cuántos días y noches rodaron sobre mí (I don’t know how many days and nights rolled over me), | El tiempo en las cosas III. Salas de Arte Contemporáneo | Museo Amparo, Puebla
No sé cuántos días y noches rodaron sobre mí (I don’t know how many days and nights rolled over me), | El tiempo en las cosas III. Salas de Arte Contemporáneo | Museo Amparo, Puebla

Rodrigo Hernández

No sé cuántos días y noches rodaron sobre mí (I don’t know how many days and nights rolled over me),

Período 3 Siglo XXI
Período 4 Siglo XXI
Año 2016
Técnica Técnica mixta (papel-maché, madera, metal-laca), muros pintados  8 partes
No. registro 2017.C.0132
Período Siglo XXI
Medidas

Dimensiones variables

Investigador

Como es común en su práctica artística, en No sé cuántos días y noches rodaron sobre mí Rodrigo Hernández recurre a referencias del arte y la literatura que pueden parecer dísimiles entre sí, para generar relaciones de sentido. El título de la instalación corresponde a una frase del cuento El inmortal de Jorge Luis Borges, en el que el escritor argentino relata, desde un tono filosófico, casi metafísico, el deseo de los hombres por la inmortalidad, su relación con el tiempo y las difusas fronteras entre la realidad y la ficción.

Con esta idea en mente, Hernández aborda la percepción del tiempo, más allá de su orden lineal, como un fenómeno en el que el pasado, el presente y el futuro se intercalan y fusionan continuamente, por efecto de la memoria o la experiencia, sin dar lugar a una posible distinción de los diferentes momentos en los que se puede desarrollar aquello que concebimos como real. El juego entre la realidad y la ficción que narra Borges, se presenta aquí desde una representación que igualmente puede ser entendida como una ficción en donde la mirada humana no es capaza de definir, ni distinguir, aquello que es percibido como presente, ni de reconocer el paso del tiempo.

En este contexto, la temporalidad en este proyecto no es abordada únicamente como concepto, sino también a partir de una estrategia artística como lo es el montaje, que permite generar relaciones entre elementos diferentes y, con ello, crear un nuevo panorama visual y de pensamiento. Así, la instalación se presenta dentro de una sala con muros pintados con un patrón de color específico sobre los que se encuentran suspendidas una serie de piezas realizadas con papel mache y laca metálica, que oscilan entre el dibujoy la escultura, asi cómo entre la representación y la abstracción.

Las formas que toman las figuras a nivel de muro están basadas en dos fuentes principales. Por un lado, las ilustraciones que Miguel Covarrubias realizó para su libro El arte indígena de México y Centroamérica (1961) y, por otro, algunos elementos del vocabulario del movimiento futurista. Hernández resignifica ambos documentos desde una mirada individual, para crear objetos en los que se puede notar una ambigüedad formal que pudiera confundir al espectador. Sin embargo, esa confusión en las formas se traduce en un interés del artista por repensar los estados espirituales e ideológicos, que han sido tratados en diferentes momentos de la historia y desde diferentes tradiciones, dentro del mundo contemporáneo.

No sé cuántos días y noches rodaron sobre mí fue originalmente comisionada por la 5ª Bienal Internacional de Arte Joven de Moscú, Hyperconnected (2016), que reflexionó en torno las relaciones humanas, naturales y culturales, en un presente marcado por la aceleración y las hiperconexiones.

AC, noviembre 2020.

 

 

Referencias:

Con información del artista

http://www.mmoma.ru/en/exhibitions/ermolaevsky/hyperconnected/

http://www.esteticas.unam.mx/sites/default/files/files/act_colo_covarrubias_resumenes_170918.pdf

https://artviewer.org/h-y-p-e-r-c-o-n-n-e-c-t-e-d-at-mmoma/

Como es común en su práctica artística, en No sé cuántos días y noches rodaron sobre mí Rodrigo Hernández recurre a referencias del arte y la literatura que pueden parecer dísimiles entre sí, para generar relaciones de sentido. El título de la instalación corresponde a una frase del cuento El inmortal de Jorge Luis Borges, en el que el escritor argentino relata, desde un tono filosófico, casi metafísico, el deseo de los hombres por la inmortalidad, su relación con el tiempo y las difusas fronteras entre la realidad y la ficción.

Obras de la sala

El tiempo en las cosas III. Salas de Arte Contemporáneo