El abanico de representaciones plásticas del mundo mesoamericano es amplio y complejo, sin embargo, posiblemente es en el periodo Preclásico (2500 a.C. – 200 d.C.), donde advertimos un mayor número de estilos y formas, las cuales fueron base de los modelos figurativos venideros.
Se tratan de esculturas de pequeño formato manufacturadas por medio de la técnica de modelado. Junto con la aplicación de pastillaje e incisiones, se detallan elementos del rostro y el cuerpo. El total del lote evidencia la predilección de los antiguos mesoamericanos por la representación humana y con excepción de las cabezas, el resto muestra a su vez, la afinidad por la figura femenina.
De torso desnudo, son el tocado y los atavíos (regularmente orejeras y pectorales), los que particularizan las obras. En algunas de ellas es posible advertir un vientre abultado o el busto expuesto, situación interpretada con un fin religioso de carácter agrícola. No obstante, muchos de los contextos en los que han sido documentadas se vinculan a espacios funerarios, lo que podría también suponer un carácter suntuario.
Durante el Preclásico el cuerpo revela su condición cultural, es decir, se convierte en la convención artística más representada y la portadora de los elementos sociales. Muestra de ello se observa en la presencia de pintura corporal, escarificación en los hombros, narigueras y orejeras. Ornamentos cuya función dual, definen al portador y diferencian a este del resto.
Un aspecto que consideramos fundamental para la elección del lote fueron los distintos niveles de conservación de las obras, así como de sus porciones. Esto debido a que en los quehaceres arqueológicos, resulta muy común documentar evidencia en muy diversos estados que van desde muy fragmentados o completos, hasta altamente erosionados o con una clara evidencia de su acabado de superficie (pintura por ejemplo).
Toda la información adquirida, permite comprender de mejor manera el pasado remoto del México prehispánico. Pues recordemos que con base en el estudio de figurillas cerámicas arqueólogos destacados como Manuel Gamio, George Vaillant, Eduardo Noguera, Byron Cummings, Román Piña Chán, Carolyn Baus Reed Czitrom, entre otros, pudieron definir un periodo poco claro del mundo mesoamericano como es el Preclásico y advirtieron, desde fechas muy tempranas las dinámicas de interacción entre sociedades asentadas en muy diversos y distantes espacios.
El abanico de representaciones plásticas del mundo mesoamericano es amplio y complejo, sin embargo, posiblemente es en el periodo Preclásico (2500 a.C. – 200 d.C.), donde advertimos un mayor número de estilos y formas, las cuales fueron base de los modelos figurativos venideros.