La manera de representar los ojos por medio de dos profundas incisiones encontradas siguió una tradición que remonta a la fase anterior Ayotla y persistió hasta finales de la fase Manantial. El peinado es sencillo: una diadema retiene el pelo suelto que cae atrás hasta la altura de los hombros.
Curiosamente, la mujer carga a su pequeño niño directamente sobre su regazo, sin una cuna como suele ser el caso. Encima del baño amarillo, la pintura roja se extiende sobre el pelo y diversas partes del cuerpo de la madre y el niño.
Observaciones: La factura descuidada de la pieza es inusual en el arte de Tlatilco.