A fines del Preclásico se produjo en Mesoamérica un fenómeno de fuerte diferenciación regional en muchos aspectos de la cultura, y de manera destacada en el arte. La tendencia unificadora alrededor de los rasgos olmecas propia del Preclásico medio dio paso a otra, de claras definiciones estilísticas, técnicas y temáticas en las obras de las regiones.
La tradición Mezcala es una de estas expresiones de fuerte identidad regional. Hablamos de una tradición Mezcala y no solamente de un estilo Mezcala por varias razones: porque hay cierta variedad interna dentro de las piezas Mezcala, lo que podríamos llamar subestilos, porque los rasgos formales de estas obras están presentes durante un largo período de 700 años o más, y porque, a pesar de las variaciones internas, hay componentes técnicos, temáticos y tipológicos que vinculan a todas las piezas de dicha tradición.
La tradición Mezcala se reconoce en obras de lapidaria y entre sus principales características destacan el alto grado de abstracción en el diseño y su función funeraria. Este grupo está formado por algunas de las piezas que más fácilmente se reconocen como “Mezcala”. Son hombres de pie con ambos brazos recogidos sobre el abdomen. Son figuras muy simétricas, como suelen serlo las de esta tradición. La mayoría de los rasgos del cuerpo y del rostro están sugeridos por líneas; de manera que no se aprecian ojos o labios, tampoco dedos, y de ninguna manera percibimos una expresión gestual. El mensaje corporal más claro sería, en todo caso, el ademán de llevarse los brazos al abdomen. Este ademán lo encontramos en figuras funerarias del Occidente y parece ser un poco distinto del ademán de adoración con los brazos cruzados sobre el pecho.
Las cabezas de la mayoría de estas figuras se ciñen a un esquema pentagonal, que es una de las modalidades más comunes en el diseño de la figura humana Mezcala. La base del pentágono forma la parte superior de la cabeza y la barbilla coincide con la cúspide del pentágono.
A fines del Preclásico se produjo en Mesoamérica un fenómeno de fuerte diferenciación regional en muchos aspectos de la cultura, y de manera destacada en el arte. La tendencia unificadora alrededor de los rasgos olmecas propia del Preclásico medio dio paso a otra, de claras definiciones estilísticas, técnicas y temáticas en las obras de las regiones.