En 1922 se unió a la Escuela de Pintura al Aire Libre dirigida por Alfredo Ramos Martínez, cuyas ideas originales incrementaron su educación. En contraste con otros artistas, su estilo siguió una línea académica que aplicó también a la pintura mural, la escultura y el grabado, entre otras disciplinas. Por diez años (1924-1934) viajó a Europa y los Estados Unidos. Exhibió por vez primera en el Expostion Park Museum de Los Angeles, California, y tomó parte en diversas exposiciones colectivas en Nueva York. Regresó a México en 1934, y en 1945 empezó a trabajar la punta seca con Carlos Alvarado Lang. En 1986, la exhibición homenaje, Federico Cantú. Ciclos y reencuentros fue presentada en el Palacio de Bellas Artes. Ese mismo año viajó a los Estados Unidos para impartir clases en la Universidad de California. El contenido histórico y religioso de su trabajo fue desarollado a través de una técnica de dibujo de excelente calidad. Diez años después de 1951 se dedicó mayormente a la pintura mural privadamente. En 1960 empezó a producir relieves y escultura emblemática para el Instituto Mexicano del Seguro Social. Creó su último monumento, a la memoria de Alfonso Reyes, en 1988. Federico Cantú murió en la ciudad de México en 1989.
En el Museo Amparo, la obra de Federico Cantú se presentó en la exposición Los látigos de tus líneas (1994).
Actualizado: 11 de marzo de 2023.