Nuestro hombre-ave porta una especie de gorro con una protuberancia cónica en la parte posterior; luce grandes orejeras circulares, la pintura roja en el cuello, las manos y los pies acentúa que se porta un traje; de ese mismo color sobresale en la espalda, a la altura de la cintura, un amarre del que cuelga una larga cinta, y de nuevo se hace notar que el individuo viste una piel diferente.