Oaxaca es uno de los estados que conmemora con más colorido y tradición las fiestas del Día de Muertos, es un ejemplo claro del sincretismo entre las prácticas ancestrales del culto a los muertos y las creencias religiosas cristianas, así como de la diversidad y la apertura a nuevas manifestaciones culturales.
Los altares de difuntos son un elemento indispensable en la celebración, puesto que fungen como el vínculo entre quienes han fallecido y los familiares que los recuerdan con cariño al ofrendarles alimentos y bebidas tradicionales, entre los que destacan las diferentes variedades de mole, las tlayudas, el pan de muerto y el mezcal, acompañados de flores y frutas, papel picado, velas y un sahumerio con copal.
En los altares familiares no pueden faltar los retratos de las personas fallecidas y algunas imágenes religiosas a las que la familia tiene devoción, entre las que regularmente se encuentran un crucifijo, la Virgen del Rosario o alguna otra advocación mariana, así como diferentes santos.
Cada elemento en la ofrenda cumple una función particular que hace parte de la experiencia de quienes convidan y recuerdan a sus difuntos, quienes se alimentan espiritualmente de los obsequios presentados por sus familiares.
• Arco de cañas: Funge como el portal que comunica con el inframundo o mundo de los muertos, por el que han de transitar en su visita anual.
• Sahumerio de copal: Perfuma y sacraliza el espacio, cumple la función de convocar y atraer a los difuntos.
• Velas: Son la luz que los guía e ilumina su trayecto hacia la ofrenda.
• Vaso de agua: Sirve para refrescarlos en el camino.
• Alimentos: Normalmente podemos encontrar frutas frescas de la región, mole, tamales, tlayudas, pan de yema, diferentes variedades de dulces, diversos platillos típicos, dependiendo de las preferencias y gustos de los difuntos.
• Bebidas: Tradicionalmente se colocan algunas bebidas alcohólicas como mezcal o pulque, actualmente también se puede ver que algunas familias colocan cerveza, acorde a lo que las personas fallecidas solían consumir.
Como parte de esta ofrenda popular oaxaqueña, se han incorporado imágenes en barro y cartonería de calaveras y cráneos, así como la imagen central de una catrina vestida como las mujeres juchitecas del Istmo de Tehuantepec.