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Sigmar Polke. Música de un origen desconocido

La obra de Sigmar Polke (Oels, Baja Silesia, 13 de febrero de 1941 – Colonia, Alemania, 10 de junio de 2010) se caracteriza por su gran ingenio e inventiva. Generador de un lenguaje diverso en su incansable exploración con diferentes medios y materiales e inspirado en su fascinación con la ciencia y la alquimia, Polke innovó en la pintura y la fotografía a través de procesos de manipulación química, dando como resultado obras de gran singularidad.

Cuarenta gouaches del año 1996 son el centro de esta exhibición. Estas piezas permiten dar un vistazo a la obra de uno de los artistas más trascendentales de la posguerra alemana, quien sostuvo una postura singular con respecto a la industria del arte contemporáneo. Estas obras ofrecen al espectador una idea de las posibilidades estilísticas, formales e iconográfi­cas de Polke, enfatizando su irónico y grandioso polifacetismo y su gusto por la experimentación.

Particularmente en los trabajos sobre papel nos encontramos ante una categoría especial que podríamos llamar la dimensión de una más profunda “comprensión de la comprensión”. Esta se deriva de la gran sinceridad o soltura del artista ante sí mismo, permitiendo que durante los procesos, una vez iniciados, se le pueda brindar reconocimiento a otras fuerzas además de las que supuestamente están bajo nuestro control. El gusto por la experimentación de Polke se combina con una especie de humildad crítica ante el conocimiento y el saber, tanto en lo personal como en lo tocante a la historia de la humanidad. También vemos en acción un ilimitado gusto por el ingenio y el arti­ficio. Las claras tomas instantáneas de los movimientos mentales se insertan en la ambición de buscar mayores dimensiones temporales en las que se pueda inscribir la acción. De esto se deriva la capacidad de anticipar y de mantener unido lo aparentemente dispar.

Las cuarenta obras llevan títulos que rompen con lo convencional. Pocas veces Polke trató de darle tanto contenido a los títulos de sus obras como en este caso; los títulos, que suenan absurdos con respecto a la imagen, van cargados y transmiten carga, agregando una nota poética –sin dejar de lado la ironía- ejemplifi­cando su posición artística total.

Desde principios de los años 60, Polke se ocupó de la relación entre la realidad en la imagen y la realidad misma, el arte y la cotidianidad. Esto mediante un distanciamiento irónico que le permitió ­fijar su atención en la forma y la propiedad material de la pintura, más allá de su contenido. Los fenómenos físicos controlados y no controlados, el arte de la arbitrariedad, la fluidez y el goteo del color son aspectos que ocupan un rol importante en su obra.

Institut für Auslandsbeziehungen l Curaduría

Sigmar Polke l Artista