En Milpillas, Jalisco, un pueblo atravesado por la migración y la industrialización del campo, el suicidio es común entre su población más joven. La historia construye un relato paciente sobre la resiliencia y las tradiciones de una comunidad, así como un seguimiento del contexto social y las actividades cotidianas de los protagonistas, contemplando los distintos niveles de lectura que existen en torno a las costumbres de este pueblo, las cuales exhiben, de manera sutil, la situación política, económica y hasta emocional de sus habitantes.