Movilizando afectos: Coparticipación e inserción local, tres proyectos artísticos. Edgardo Aragón, Cadu y Rafiki Sánchez

21 de abril de 2018. 19:10 h

Este sábado 21 de abril a las 12:00 horas inauguramos la exposición Movilizando afectos: Coparticipación e inserción local, tres proyectos artísticos con un diálogo entre los artistas Edgardo Aragón y Rafiki Sánchez, acompañados por Luis Vargas Santiago, historiador del arte, en el Auditorio Arq. Pedro Ramírez Vázquez del Museo Amparo.

Como una introducción al diálogo, Luis Vargas Santiago inició platicando a los asistentes que Movilizando afectos es una exposición que permite constatar nuevos modelos de práctica artística que buscan nutrir sus contenidos y diseñar sus dinámicas y lenguajes a partir de procesos creativos grupales. Agregó que Movilizando afectos muestra tres proyectos de tres artistas diferentes, los cuales se concibieron y realizaron de manera independiente en Santa María la Ribera, un barrio de Ciudad de México.

Luis Vargas Santiago apuntó también que las tres piezas se produjeron en el marco de un mismo modelo curatorial, el de inSite/Casa Gallina, un proyecto que busca generar nuevas propuestas artísticas y de autorganización a través de experiencias que involucran a la comunidad, y agregó que estas piezas se presentan en diferentes formatos: video, videoinstalación e instalación.

Después de esta introducción, Luis Vargas Santiago invitó a Edgardo Aragón y a Rafiki Sánchez a platicar a los asistentes cómo fue que inSite/Casa Gallina los invitó a desarrollar un proyecto coparticipativo en Santa María la Ribera y cómo fue su proceso de producción, quiénes eran los participantes y principales actores del proyecto, y cuál fue el resultado.

Edgardo Aragón compartió al público que su pieza Depresión tropical (2015-2017) es un video en dos canales que muestra el trabajo de dos jóvenes disímiles: Abraham, biólogo barista originario del estado de Guerrero y Joel, exsoldado y sonidero de música colombiana. El artista los convocó a realizar el proceso completo de siembra, cultivo, cosecha y preparación de café, planta que se torna como personaje central y sujeto para quien el artista orquestó una compleja puesta en escena.

Rememorando los ritos de las plantaciones colombianas, Joel acompañó con cumbias el momento de la siembra y bailó para las plantas. De esta forma se articuló un particular recital de múltiples estrategias que alimentaron la energía y el crecimiento de la planta.

Depresión tropical revela y transparenta, a partir de dos historias subjetivas y particulares, una realidad general, cotidiana y compartida, en una sociedad donde la violencia está cada vez más asimilada, sedimentada y normalizada como elemento cotidiano, lo mismo en entornos rurales que urbanos.

Rafiki Sánchez platicó que su pieza Vestigios (2017-2018), es una instalación que muestra el proceso de inmersión del artista en Santa María la Ribera, que partió de una serie de conversaciones alrededor del tema de la tanatología y sus bordes emocionales. Fueron estas sesiones diseñadas por él mismo –y que impartieron distintos especialistas– las que le permitieron vincularse con un grupo de nueve vecinos del barrio.

Cada una de estas personas compartía una pérdida reciente, ya sea por la muerte de algún familiar o allegado y/o una ruptura por distanciamiento. Fue así que el artista abrió un espacio de escucha y de creatividad consensuada con la finalidad de trabajar el aspecto simbólico del cuerpo y su desaparición –en momentos de quebranto o estrés– y de igual forma, repensar los espacios entendidos como refugios para el reposo del cuerpo y la mente, así como la resignificación subjetiva de las despedidas y el duelo.

Vestigios parte de la energía surgida durante este proceso de coparticipación y se conforma por el residuo de un acto ceremonial: un cúmulo de cenizas y un manto preciosista a manera de reliquia.

Finalmente, Luis Vargas Santiago comentó que Soy mandala (2014-2016), es una videoinstalación que muestra el trabajo del artista de origen carioca Cadu, quien durante más de dos años se vinculó con un grupo de casi treinta señoras de la tercera edad que desde hace quince años se reúnen para bailar –sin ninguna presencia masculina– en la Casa de la Cultura de Santa María la Ribera en Ciudad de México.

A través de un acercamiento paulatino y afectivo, Cadu logró acceder a estas clases y fue descubriendo cómo el baile y el tejido son elementos protagónicos en sus vidas; el primero, generando un espacio autónomo de gozo y disfrute que las reafirma más allá de los roles preestablecidos: madre, esposa, abuela, jubilada; y el segundo, ligado a un tiempo cíclico que se devuelve a través del recuerdo y la soledad en la vejez.

A partir de estos aspectos el artista propone Soy mandala, una videoinstalación que surge de un proceso de creatividad colectiva entre Cadu y once mujeres de la clase mostrando en forma de ritual una coreografía de danzón y a la par de este baile el grupo de bailadoras deshilaban un gran mandala tejido en crochet, en el entendido de que ambas acciones, bailar y “destejer-deshacer”, anunciaban la víspera del final de un ciclo y un agradecimiento que celebra el tiempo que ellas lograron ganar en sus vidas, un tiempo ausente del mundo, único y peculiar.

La exposición Movilizando afectos: Coparticipación e inserción local, tres proyectos artísticos permanecerá abierta al público en las Salas de Exposiciones Temporales Planta baja hasta el lunes 30 de julio de 2018.

Si te perdiste esta charla te invitamos a consultarla en la Biblioteca del Museo o en nuestra sección de Multimedia.

¡Gracias a todos los que nos acompañaron en la inauguración!